La garza real, expectante, espera su pesca en el río.
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Antes de la avalancha turística de verano, en primavera, nos llega otra avalancha de turistas con alas.
IRO XXI | CHICLANA
El río Iro ha servido durante miles de años para que civilizaciones viajeras buscaran refugio y se abastecieran de nuestros productos en sus largas rutas marítimas, o para provocar pánico a los habitantes de sus márgenes cuando las aguas bajan enfurecidas de tierras adentro, o para que nuestros antepasados lo utilizaran como medio de transporte sobre todo comercial con la capital, o incluso para verter todo tipo de materias orgánicas, perecederas y no perecederas, desechos y suciedades. También esta misma corriente de aguas durante toda su existencia ha servido para recibir, dar refugio, descanso en sus viajes migratorios, a una amplia avifauna. El Río Iro, afortunadamente, vuelve hoy a dar alimento, cobijo y lugar de cría, vida, en resumen, a muchas aves, además de peces y mamíferos.
Como a la cigüeña común (Ciconia ciconia) que pasea por su orilla mojando sólo lo justo de sus largas patas, ojo avizor a cualquier alimento o trozo de rama o alambre retorcido que llevarse al nido. A un grupo de correlimos común (Calidris alpina) que corretean juguetones por el fango hasta que uno echa a volar y todos lo siguen al unísono sin saber ni por qué. Una gaviota patiamarilla (Larus michahellis) que planea sobre el cauce una mañana con viento del sur anunciando la llegada de nubes. Un plácido y colorido paseo de una familia monoparental de anade azulón (Anas platyrhynchos). La presencia siempre enigmática con su plumaje negro de un cormorán grande (Phalacrocorax carbo). Una excursión de temporada en busca de algún molusco removiendo piedras del revoltoso, y de simpático nombre, vuelvepiedras (Arenaria interpres). O después de días de vuelo sin posar en tierra, ya agotados, también visita el margen del Iro la aguja colipinta (Limosa laponnica).
Pata con su familia numerosa
toma el sol, paseando por el
río.
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Como otras tantas visitas, habituales y reconocidas, del archibebe común (Tringa totanus), el chorlitejo chico (Charandrius dubius), la ruidosa y antipática gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus), la garza común (Egretta alba), la cigueñela (Himantopus himantopus), la avoceta (Recurvirostra) y otras que, por ser mas esporádicas sus apariciones, despiertan gran atractivo cuando revolotean las aguas fluviales del Iro: la cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris), la focha moruna o gallareta cornuda (Fulica cristata) y, haciendo sus pinitos aguas arriba, el águila pescadora (Pandion haliaetus). Especies de escasas unidades y, por ello, incluidas en planes de protección como el ZEPA (Zona de Especial Protección para Aves) de las marismas de Sancti Petri o en el Libro Rojo de las aves de España en la categoría de “En peligro” o, como “Vulnerable”, en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.
Cormorán seca las alas al salir del río.
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En la actualidad, las verdaderas reinas del Iro, sin lugar a dudas, son una pareja de garzas reales (Ardea cinerea), que a diario se plantan una a cada margen del río, en las inmediaciones del Puente Chico, esbeltas, serenas, elegantes, enigmáticas, con el único afán de observar y dignificar cómo pasa la vida en este tramo de la Chiclana urbana. Como afirma un apasionado y obsesivo observador de nuestro Río, parece que se postulan a sustituir a los leones de nuestro emblema heráldico municipal.
¿SABIAS QUÉ…?
- El Iro desemboca en las marismas de Santi-Petri, que constituyen un humedal que se extiende dentro del Parque Natural Bahía de Cádiz. Una enorme formación de humedales salados, de una gran biodiversidad faunística, sobre todo aves y especies marinas, así como vegetación halófita. Se mantiene en un estado de magnífica conservación, lo que le ha favorecido para ser un lugar privilegiado de avistamiento de aves, tanto nidificantes como en los pasos migratorios.
- De una de nuestros visitantes, la aguja colipinta, se ha demostrado que es el pájaro que ha realizado el vuelo migratorio ininterrumpido mas largo conocido hasta el momento. Lo realizó desde Alaska a Nueva Zelanda, permaneciendo en el aire durante siete días con sus noches y recorriendo 11.500 kilómetros.
- En el mes de febrero realizaron las primeras avocetas una aproximación para explorar nuestros humedales. Gracias a su informe positivo han llegado durante marzo el resto de la bandada, inmediatamente han comenzado cortejarse; tras ellos han ido llegando cigüeñuelas, chorlitos patinegro y charrancitos.
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