sábado, 25 de junio de 2016

Sedentarización... un lugar junto al río

Recreación del Neolítico en Chiclana.

Miles de años atrás, el ser humano fue buscando, por estos lares, zonas para habitar y fueron, precisamente, aquellas que se elevaban estratégicamente sobre el territorio y dominaban visualmente las ricas tierras de labor


IRO XXI | CHICLANA

Hacia el V milenio a.C., el ser humano, tras miles de años de observar el río y merodear por su entorno, decidió asentarse junto al Iro. Fue sin duda la observación lo que permitió llegar a la “Revolución Neolítica”, es decir, a pasar de una economía recolectora a productora, del nomadismo a la sedentarización. Quizás fue por eso, en honor a la importancia de la observación, por lo que los primero dioses se representaron de manera esquemática con grandes y abiertos ojos. 

Las zonas elegidas para habitar fueron precisamente aquellas que se elevan estratégicamente sobre el territorio y dominaban visualmente las ricas tierras de labor que se extendían a ambos márgenes del río, tales como La Mesa y La Esparragosa-El Carrascal, y continuaron siendo ocupadas hasta Época Calcolítica.

A partir del IV milenio a.C. la transformación del paisaje comenzó a hacerse evidente, aspecto que, según los investigadores, ha podido ser observado en una mayor erosión y sedimentación, producida por la deforestación causada por la necesidad de la madera como materia prima y del acondicionamiento de los campos para convertirlos en suelo agrícola y zonas de pasto. La tala de bosque en el tránsito hacia el III milenio fue convirtiendo los bosque de encinas y alcornoques en un medio estepario con paisaje muy abierto, dominado por elementos herbáceos. La evidencia arbórea, muestra a través de los análisis polínicos, la existencia de encinas, pinos, olmos, alisos y arbustos como los enebros y los brezos. Algunas muestras conservadas se vinculan con actividades agrícolas como el hinojo, apio y leguminosas, mientras que otras especies se asocian a la presencia de ganado. Junto al río y zonas lacustres destaca la existencia de elementos de ribera que denotan la humedad, como es el caso de las Juncaceae y las esporas de helechos.


“Ïdolo-oculado” procedente del yacimiento 
de La Mesa (Chiclana de la Frontera)

Las investigaciones arqueológicas realizadas en el término de Chiclana han puesto de manifiesto la existencia de al menos seis yacimientos de transición del Neolítico al Calcolítico en el entorno del río Iro. Entre ellos se pueden destacar grandes aldeas dedicadas a la agricultura y a la ganadería, como las ya citadas de La Mesa y La Esparragosa-El Carrascal y poblados, algo más pequeños, como los del Arroyo de la Cueva, Arroyo Galindo, Lagunetas y Laguna de la Paja. 

De estas grandes aldeas se conservan campos de silos o contenedores de alimentos, fundamentalmente cereales. Al mismo tiempo, la existencia de restos óseos de ganado vacuno, ovicápridos, y cerdos nos muestran la importancia de la ganadería, que se complementaría con la caza (ciervos, conejos), la pesca y el marisqueo. 

La cantidad de herramientas de piedra recuperadas ratifican el desarrollo de estas prácticas agrícolas, como las hojas de sílex, con retoques de uso, molino y moletas, para la trituración del cereal, y también el trabajo doméstico, como los perforadores, microlitos y las puntas foliáceas, utilizadas como proyectiles. Asimismo, se constata la existencia de algunas herramientas talladas en piedra para el consumo de pescados, crustáceos y moluscos.



¿SABÍAS QUÉ?

  1. El Neolítico se inició hace más de 9000 años (VIII milenio a. C) como respuesta a la crisis climática que se produce en el comienzo del Holoceno, tras la última glaciación. Comenzó en el creciente fértil, es decir, desde el valle del Nilo hasta Mesopotamia (el territorio entre los ríos Tigris y Éufrates), pasando por la franja costera del Levante mediterráneo y la región montañosa del sureste de la actual Turquía. 
  2.  En el Museo se conservan un “Ídolo-oculado” y un “Brazalete de arquero” del yacimiento de La Mesa y un “Ídolo-placa” y agujas de hueso del yacimiento de La Esparragosa. 
  3. En el yacimiento de La Esparragosa se excavó un enterramiento humano asociado a numerosos productos líticos y cerámicos que ha sido datado hacia 5255 + 433 B P y 5129 + 476 B P. 
  4. En el litoral de Chiclana también existen varios poblados neolíticos como los del Coto de la Isleta y la Loma del Puerco. 


viernes, 24 de junio de 2016

Del tramo más urbano del río

Vista aérea desde el puente del VII Centenario hasta
el velódromo.

La vía de comunicación más importante entre Chiclana y la Bahía gaditana fue, durante siglos, el propio cauce del río


IRO XXI | CHICLANA

Desde el Puente del VII Centenario, o “el puente azul” como es más conocido, hasta el Puente de la Concordia, discurren 1.740 metros de lecho del Iro, estos se encuentran embutidos entre muros de hormigón, constriñendo su cauce a poco más de cuarenta metros de anchura por cerca de cuatro de altitud, dependiendo ésta de los coeficientes de las mareas.

El tramo que transcurre entre el “puente azul” y el “puente grande”, de 890 metros, es el más recto, incluyendo en él al “puente chico” y soportando la plataforma sobre el río, junto al otro gran puente. 

Es este el trecho más contemplado de todo el Iro, por lo que debería ser el que más atención reciba, en todos sus aspectos. Se puede entender que supone y se comporta, para el río, como su principal reclamo divulgativo y publicitario. 

Asimismo y es importante tenerlo en cuenta, forma parte notable del grande y reluciente espejo donde se refleja la madurez y el buen gusto de la ciudad, las condiciones en que se encuentre este pedacito de río, sobre todo su limpieza, dirá mucho del civismo y el amor por la naturaleza de los ciudadanos que habitan esta Chiclana. 

Es triste ver como desde las márgenes o desde los puentes se tiran al río los más heterogéneos cachivaches así como demasiada cantidad de inmundicias, e inquieta que tal vez por dificultad o desidia no se limpian, a pesar de sorprendernos desagradablemente el abandono y la basura que afean drásticamente las verdes márgenes.



Debemos de saber y comprendemos que este tramo de río, casi sin pendiente, muy plano, tenga que soportar, cada temporada de lluvias, la acumulación de tierras y ramajes que proceden de los campos roturados de su cuenca hidrográfica, de unos 500 kilómetros cuadrados y que cada vez contiene menos arbolado y más tierras de labor. Esta característica o singularidad de nuestro Iro, obliga a realizar, con cierta periodicidad la retirada de tanta tierra como se acumula en las partes más bajas del rio. 

La limpieza no sólo es necesaria para solucionar el problema estético, sino por la supervivencia de sus condiciones naturales. Al irse colmatando su cauce, las mareas cada vez penetran menos hacia el interior y cada vez con menor cantidad de agua, por lo que el efecto de limpieza que se pudiera producir al bajar las mareas es cada vez menos significativo. Las mareas más altas, originan pequeñas charcas entre las tierras acumuladas y esta aguas almacenadas tienden a corromperse, no sólo por la falta de oxigeno sino también por la contaminación de pequeños “manantiales “de aguas sulfurosas que aparecen por las riberas del río.

Proceder a la limpieza del río desde las márgenes exteriores del cauce urbano es prácticamente imposible por las dificultades de acceder a ellas con maquinaria pesada, tal vez se debe de considerar la necesidad de construirle al río unas márgenes interiores de fábrica que soporten el peso de maquinaria pesada, excavadoras y camiones, que posibiliten la limpieza desde su interior pasando por debajo de los puentes. Estas márgenes accesibles para los peatones, podrían ser utilizadas además de para la limpieza continua de las basuras, para un sinfín de actividades lúdicas, como tráfico de pequeñas embarcaciones, canoas, piraguas, kayacs , etc…, que le daría una visión más agradable y atraerían a muchos espectadores a nuestro río en muchísimas ocasiones.


¿SABÍAS QUÉ?

  1. Cerca del lugar que ocupa el puente azul en el río y durante muchos años, existió “la correntín”, que era un vado que permitía cruzarlo en la bajamar, incluso por las caballerías y los carros con carga. También se utilizaba, una vez se había realizado la vendimia, para lavar los serones y capachos que habían servido para transportar las uvas.
  2. Bajo el cauce del río y aproximadamente en el sitio donde estuvo “la correntín”, existen dos tuberías de hormigón y con un diámetro de 700 milímetros, que conducen todas las aguas fecales del lugar a la estación de bombeo situada junto al colegio El trovador. Desde allí se impulsan todas las aguas fecales de Chiclana hacia la depuradora.
  3. Aguas arriba del puente grande, más o menos frente al actual Pico de Oro existió una poza, a la que se le llamaba “el lejío”, en este lugar se han bañado varias generaciones de niños y jóvenes de La Banda. 

Leer en EL PERIÓDICO DE CHICLANA. Nº 55. Pág. 19

sábado, 4 de junio de 2016

La Feria y el río

Fuegos artificiales sobre el río Iro, en su ubicación actual del recinto ferial de Las Albinas


A finales del siglo XIX la Feria se traslada a la Alameda del Río, hasta que en 1984 se instaló en la zona de la Longuera


IRO XXI | CHICLANA

La feria de Chiclana, nuestra feria, nos fue concedida en el año 1836, concesión como todas en su época, de una feria de ganados que los comerciantes de la villa llevaban solicitando al Consejo de Castilla desde 1788 y curiosamente la fecha de esta licencia,coincide con la de la presidencia del Gobierno de España por el chiclanero José Álvarez Méndez (Mendizabal).

El emplazamiento de las primeras ferias, durante casi todo el siglo XIX, se sitúa en lo que hoy llamamos “Cuesta del Matadero”, desde la Plaza de Santo Cristo hacia la salida de la ciudad por la carretera de Algeciras. El ganado, para su venta, se desparramaba por los campos próximos a la villa. Durante los días de feria, todas las bodegas, bares, bodeguillas, tascas y tabancos de la villa permanecían abiertos para atender tanto a los habitantes de la población como a los muchos forasteros que acudían tanto a trajinar, comprando o vendiendo el ganado, como para asistir al remate de los diezmos del obispado que tradicionalmente se hacía por San Antonio. 

Ya a finales del siglo XIX, siendo alcalde José María Quecuty, se adecenta la vera del río y se transforma en plaza, por supuesto con el firme aún de tierra, algo compactada, se van instalando en dicho recinto algunas casetas particulares, a las que se les va acompañando de alumbrado. Poco a poco, durante los primeros años del siglo XX, la feria de casetas y cacharros va aumentado de tamaño, ocupando no sólo el paseo –en el Lugar– sino que traspasa a la otra ribera del río en la Banda, unidas por el persistente Puente de Madera entre las dos orillas.

Momento del desmontaje de la Feria
cuando estaba en la Alameda del Río.

Es muy singular el caso de la presencia de la Caseta Municipal en las diferentes ferias. Ésta comenzó siendo de las primeras que se instalaron en el Paseo Quecuty, en un principio como una caseta de explotación particular donde se podía practicar el baile. Visto el éxito de la misma, desde su primera implantación, fue el Ayuntamiento el que se hizo cargo de su instalación y explotación durante las siguientes ediciones. Esta Caseta Municipal perduró instalándose –con continuidad y en cada feria– en la Alameda del río hasta bien entrada la década de los 70 del pasado siglo. 

Una vez que se ocupaba la Alameda del río en casi toda su extensión por la demanda de las actividades y feriantes, su expansión sólo era posible en los espacios de la Banda, hacia el Torno de los Yesos, por lo que fue ocupando más espacio, hasta la calle Paciano del Barco y más adelante a todas las calles y plazas de la barriada del Carmen.

No fue hasta 1984, cuando la feria urbana volvió a asentarse en el Lugar ya de una manera más organizada en el recinto conocido como la Longuera.

El crecimiento de la ciudad, la falta de aparcamientos y las expectativas de otros usos para el solar de la Longuera, promovieron su último, hasta ahora, traslado del recinto ferial de nuevo a la Banda y de nuevo junto al río. Esta vez con vocación de cierta perdurabilidad, pues el solar se dotó de instalaciones que permiten pensar en su utilización durante bastantes años. Se trata del actual parque ferial, situado al final del Torno de los Yesos, desde principios del actual siglo XXI.


¿SABÍAS QUÉ?
  1. La feria de ganados se fue celebrando, en principio, al final de la Cuesta del Matadero, con el siglo XIX en la Dehesilla, a mediados del siglo XX en el Carrascal y, al final de éste, se hizo un amago de feria de ganados en el Torno de los Yesos, junto a la depuradora de aguas residuales.
  2. Las sesiones de fuegos artificiales, con las que se daban por terminadas las ferias de San Antonio, se celebraron durante todo el siglo XX en las márgenes del río Iro.
  3. La Caseta Municipal de la feria se emplazó al final de la Alameda del río, a la entrada del jardín, hasta finales de la década de los 70, del pasado siglo. Ya en los años 80 fue muy célebre la caseta de COU –que se instalaba en el interior del campo de fútbol– frente a la nueva Caseta Municipal, que se había trasladado a la Banda.
  4. El “carrusel de cadenas” era una de las atracciones de feria más deseadas por los jóvenes. Instalada en la Alameda del río, al girar con cierta velocidad sobrevolaba parte del cauce del río. También se conocía como el “carrusel de las patás”.