viernes, 24 de junio de 2016

Del tramo más urbano del río

Vista aérea desde el puente del VII Centenario hasta
el velódromo.

La vía de comunicación más importante entre Chiclana y la Bahía gaditana fue, durante siglos, el propio cauce del río


IRO XXI | CHICLANA

Desde el Puente del VII Centenario, o “el puente azul” como es más conocido, hasta el Puente de la Concordia, discurren 1.740 metros de lecho del Iro, estos se encuentran embutidos entre muros de hormigón, constriñendo su cauce a poco más de cuarenta metros de anchura por cerca de cuatro de altitud, dependiendo ésta de los coeficientes de las mareas.

El tramo que transcurre entre el “puente azul” y el “puente grande”, de 890 metros, es el más recto, incluyendo en él al “puente chico” y soportando la plataforma sobre el río, junto al otro gran puente. 

Es este el trecho más contemplado de todo el Iro, por lo que debería ser el que más atención reciba, en todos sus aspectos. Se puede entender que supone y se comporta, para el río, como su principal reclamo divulgativo y publicitario. 

Asimismo y es importante tenerlo en cuenta, forma parte notable del grande y reluciente espejo donde se refleja la madurez y el buen gusto de la ciudad, las condiciones en que se encuentre este pedacito de río, sobre todo su limpieza, dirá mucho del civismo y el amor por la naturaleza de los ciudadanos que habitan esta Chiclana. 

Es triste ver como desde las márgenes o desde los puentes se tiran al río los más heterogéneos cachivaches así como demasiada cantidad de inmundicias, e inquieta que tal vez por dificultad o desidia no se limpian, a pesar de sorprendernos desagradablemente el abandono y la basura que afean drásticamente las verdes márgenes.



Debemos de saber y comprendemos que este tramo de río, casi sin pendiente, muy plano, tenga que soportar, cada temporada de lluvias, la acumulación de tierras y ramajes que proceden de los campos roturados de su cuenca hidrográfica, de unos 500 kilómetros cuadrados y que cada vez contiene menos arbolado y más tierras de labor. Esta característica o singularidad de nuestro Iro, obliga a realizar, con cierta periodicidad la retirada de tanta tierra como se acumula en las partes más bajas del rio. 

La limpieza no sólo es necesaria para solucionar el problema estético, sino por la supervivencia de sus condiciones naturales. Al irse colmatando su cauce, las mareas cada vez penetran menos hacia el interior y cada vez con menor cantidad de agua, por lo que el efecto de limpieza que se pudiera producir al bajar las mareas es cada vez menos significativo. Las mareas más altas, originan pequeñas charcas entre las tierras acumuladas y esta aguas almacenadas tienden a corromperse, no sólo por la falta de oxigeno sino también por la contaminación de pequeños “manantiales “de aguas sulfurosas que aparecen por las riberas del río.

Proceder a la limpieza del río desde las márgenes exteriores del cauce urbano es prácticamente imposible por las dificultades de acceder a ellas con maquinaria pesada, tal vez se debe de considerar la necesidad de construirle al río unas márgenes interiores de fábrica que soporten el peso de maquinaria pesada, excavadoras y camiones, que posibiliten la limpieza desde su interior pasando por debajo de los puentes. Estas márgenes accesibles para los peatones, podrían ser utilizadas además de para la limpieza continua de las basuras, para un sinfín de actividades lúdicas, como tráfico de pequeñas embarcaciones, canoas, piraguas, kayacs , etc…, que le daría una visión más agradable y atraerían a muchos espectadores a nuestro río en muchísimas ocasiones.


¿SABÍAS QUÉ?

  1. Cerca del lugar que ocupa el puente azul en el río y durante muchos años, existió “la correntín”, que era un vado que permitía cruzarlo en la bajamar, incluso por las caballerías y los carros con carga. También se utilizaba, una vez se había realizado la vendimia, para lavar los serones y capachos que habían servido para transportar las uvas.
  2. Bajo el cauce del río y aproximadamente en el sitio donde estuvo “la correntín”, existen dos tuberías de hormigón y con un diámetro de 700 milímetros, que conducen todas las aguas fecales del lugar a la estación de bombeo situada junto al colegio El trovador. Desde allí se impulsan todas las aguas fecales de Chiclana hacia la depuradora.
  3. Aguas arriba del puente grande, más o menos frente al actual Pico de Oro existió una poza, a la que se le llamaba “el lejío”, en este lugar se han bañado varias generaciones de niños y jóvenes de La Banda. 

Leer en EL PERIÓDICO DE CHICLANA. Nº 55. Pág. 19

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