El acopio de arena durante años dificulta la entrada de agua del mar y perjudica el sistema natura de limpieza del cauce
IRO XXI | CHICLANA
El comportamiento de nuestro río a su paso por la ciudad es muy semejante al de las muchas ramblas que desembocan, después de atravesar ciudades costeras, en el Mediterráneo. Se asemejan en que en ellas solo circulan las aguas en los casos de fuertes lluvias y grandes avenidas con dirección hacia el mar. Se diferencian en que como estamos situados en el Atlántico la influencia de las mareas es prácticamente diaria y son muchas las veces que vemos al agua ir rio arriba procedente del mar. Con las mareas, el río al mismo tiempo que recibe el agua de mar recibe el plancton que estas sustentan y con ello la vida para muchos crustáceos, peces y aves. Por eso podemos tener un río cada vez mas vivo y observar su pequeño mundo natural y versátil.
Todos los años las arenas y limos que son arrancadas a las tierras por las aguas de lluvia y que son desplazadas desde los tramos más altos, del rio, se depositan en sus trechos más bajos. En nuestro caso una buena longitud de su tramo de menor cota y casi plano, coincide con el paso a través de la ciudad cruzando con lentitud el centro de su casco urbano.
El acopio de estas cantidades de arenas a lo largo de muchos años dificultan, cada vez con más persistencia, la entrada de las aguas de mar con las mareas, y llega incluso a dificultar el favorable sistema natural de limpieza del cauce por efecto de la fuerza de las aguas al retirarse con las vaciantes .
Hace ya más de cincuenta años, parecía normal, cada año se extraían del cauce del río las arenas que en él se habían depositado, se utilizaban los medios de entonces, es decir llenando los serones de algunos burros a pala, siempre con la marea vacía y en verano. Esta arena, extraída, que ya se consideraba “lavada” se utilizaba para la construcción, formando parte de morteros y hormigones, que en todo caso causarían menos eflorescencias que las que se utilizaban procedentes de la playa o del caño de Sancti-Petri, ésta la del río se consideraba más “dulce”, es decir contenía menos salinidad.
No fue hasta el verano de 1985, hace ya más de treinta años , cuando se realizó por primera y única vez una limpieza seria del río a su paso por la ciudad. Esta se tuvo que ejecutar desde dentro del cauce, creando en su interior y en el centro de dicho lecho un camino, por él discurrían la retroexcavadora y los camiones que tenían que sacar todo el material excavado y llevarlo a vertedero, una vez que se había producido su secado por el sol y al aire libre. Se efectuó la limpieza de esta manera del cauce, desde el puente de Nuestra Señora de los Remedios (Puente Grande), aún no estaba ejecutada la plataforma sobre el rio, hasta el Puente Presa, este se había inaugurado dos años antes de efectuar la limpieza. Junto a este puente y después de provisionalmente derribar el muro de protección, se construyó una rampa de material terroso que sirvió para dar entrada y salida a la maquinaria, camiones de mediano tonelaje y materiales. Una vez que se terminó dicha limpieza se volvió reponer el muro de contención. Obviamente los materiales que se habían echado para la construcción del camino se fueron quitando con la excavación al mismo tiempo que avanzaba esta en dirección al Puente Presa.
Evidentemente no se excavó graciosamente sino que respetando la altura de las márgenes, junto a los muros de contención, se fijó la profundidad de calado en el centro teniendo en cuenta la posibilidad de desaguar por el caño de Sancti-Petri. Es decir se le quitó al cauce los sedimentos añadidos sin tocar el fondo arcilloso, de fango negro y azulado, que primitivamente fijaban la profundidad del rio.
Si observamos la fotografía y la comparamos con la realidad actual podemos percatarnos que el tiempo ha vuelto a recomponer e incluso agrandar la vegetación marismeña que crece en sus márgenes.
En la actualidad si se procediera a la limpieza efectiva del cauce, no solo de la basura que de manera abundante e incívica le arrojamos desde las márgenes, sería aún más difícil que entonces realizarla desde fuera, junto a los muros de protección, sin producir mucha más destrucción que inevitablemente influirían en sus costos.
¿NOS AYUDAS CON TU OPINION?Si nos contestas a esta preguntas, las iremos publicando en las páginas de EL PERIÓDICO DE CHICLANA y también en este BLOG, tanto tus opiniones como nuestros comentarios sobre ellas.
- ¿Se debería limpiar el río de sedimentos?
- ¿Conoces un sistema de limpieza más cómodo y de menor coste?
- ¿La operación se debería hacer periódicamente? O cuando se viera el cauce colmatado.
- ¿Se podría realizar alguna infraestructura en el interior del río que permitiera realizar su limpieza de manera más ágil y sin tener que realizar un camino provisional?
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