El cauce se bifurca en dos arroyos, el de la Cueva y el Salado, cuya confluencia da origen a nuestro río; este último es el de mayor extensión y el que más caudal aporta
IRO XXI | CHICLANA
El carácter marismeño del Rio Iro a su paso por Chiclana y la influencia del agua marina aportada por las pleamares se deja sentir aguas arriba del casco urbano. La presencia de fangos y vegetación marismeña (sapinas, almajos), testigos del alcance de las mareas, puede seguirse hasta el final del meandro que describe el cauce, frente a la urbanización La Carabina, si bien la vegetación de los márgenes va adquiriendo nuevas especies como carrizos y tarajes. En este tramo, alejado de la presencia urbana y en un entorno más tranquilo, es posible observar además de garzas, garcetas y patos azulones, otras aves menos frecuentes como martinetes, martín pescador o pollas de agua.
Algo más arriba de este punto el rio Iro pierde su nombre. El cauce se bifurca en dos arroyos, el de la Cueva y el Salado, cuya confluencia da origen a nuestro rio. De ellos, el arroyo Salado es el de mayor extensión y el que mayor cantidad de agua aporta.
Su cuenca discurre casi en su totalidad por el término municipal de Medina, aunque los torrentes de cabecera alcanzan también los términos de Puerto Real y Jerez. Los materiales geológicos que atraviesa consisten básicamente en margas y arcillas, que al ser erosionadas por las aguas de escorrentía y los diferentes torrentes y arroyos que éstas originan, construyen un paisaje de cerros y colinas, a veces de fuerte pendiente, de tonos blancos y rojizos.
La mayor parte de la cuenca está ocupada por tierras de labor con pocas áreas de vegetación natural, que de cualquier modo se encuentra muy degradada. De porte arbustivo, predominan lentiscos y palmitos, entre los que encontramos pies dispersos de acebuche, que recuerdan el acebuchal que sería el bosque primigenio. Entre las especies de menor porte, son frecuentes tomillos, alcauciles silvestres, espárragos y tagarninas, entre los que medran abundantes conejos y perdices.
Lo más característico de estos terrenos arcillosos es la presencia de abundantes niveles de yesos, cuyos cristales rojos, grises o negros brillan en los taludes de los caminos. Estas sales, solubles y disueltas por el agua de lluvia, son responsables del nombre del Arroyo Salado. En épocas de estiaje forman una cubierta blanquecina en los márgenes del cauce. Su presencia también se manifiesta en las especies vegetales de las riberas de la red de drenaje. Si bien la especie dominante a lo largo del cauce es el taraje, a veces dispersos y otras formando un denso e impenetrable tarajal con algún aladierno, en las zonas expuestas y soleadas la presencia de especies halófilas como Frankenia o almajos – tan frecuentes en las marismas - muestran el carácter salino de las aguas.
El arroyo Salado se comporta como un torrente estacional. En verano su caudal es discontinuo, con charcas aisladas más dispersas hacia la cabecera y con la mayoría de los afluentes menores completamente secos. Sin embargo, la gran extensión de su cuenca, el carácter impermeable de los suelos y su pendiente, y la facilidad de las arcillas para ser erosionadas, provocan que en épocas de lluvias torrenciales, tan frecuentes en el clima mediterráneo, se produzcan avenidas de agua y lodo que desbordan el cauce y cuyo poder destructivo es tristemente conocido en Chiclana.
¿SABÍAS QUÉ?
- Uno de los afluentes del Salado, el arroyo Cañuelo, discurre bajo un mogote calizo que resalta en el paisaje, el cerro del Berrueco. Está formado por calizas jurásicas y contiene abundantes fósiles marinos, entre los que destacan ejemplares bien conservados de Ammonites.
- La facilidad de defensa y el control de las rutas que desde la costa se internan en la campiña gaditana ha favorecido que el cerro del Berrueco haya sido utilizado como asentamiento humano desde épocas prehistóricas. Así lo atestigua el yacimiento arqueológico que contiene cerámica y otros objetos que prueban su ocupación desde el Calcolítico hasta época medieval.
- Desgraciadamente la mayor parte del yacimiento ha sido destruido por los trabajos de explotación de la cantera que horadó gran parte del cerro. La cantera se encuentra actualmente abandonada.
- Al contrario que las impermeables arcillas, las calizas constituyen buenos acuíferos. En el Berrueco hay dos fuentes, el Pozo del Hierro y el abrevadero del Berrueco.
- En la cabecera de la cuenca del Salado se encuentra la planta de tratamiento de residuos de Miramundo. La administración debe extremar su vigilancia ya que los posibles lixiviados que genere terminarán en el Salado, o lo que es lo mismo, en el Iro.
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