Tras la riada de 1965, se construyó el actual puente, denominado Nuestra Señora de los Remedios, que modificó notablemente el trazado de la N-340
IRO XXI | CHICLANA
En algunas de las ediciones de julio de este rotativo, El Periódico de Chiclana, ya les hemos contado sobre los avatares de los primeros puentes que se construyeron sobre el río Iro en el mismo emplazamiento en el que actualmente se encuentra asentado el de Nuestra Señora de los Remedios. La denominación de “Puente Grande”, con la que se ha conocido también al puente actual se debe al anterior.
El tamaño enorme, de piedra compacta y rocosa, de sus sillares y los complicados trabajos y artilugios que fueron necesarios realizar para la colocación de estos en la obra, seguro que fueron seguidos con verdadera admiración, envuelta en esperanza, por todos los chiclaneros, unos 9.000 habitantes, que habitaban la ciudad por los años 60 del siglo XIX. Y una vez terminado con sus robustos parapetos y acerados, su aspecto prominente y altanero seguro que provocaron que el pueblo, en vez de llamarlo puente de Isabel II, que era su nombre desde la inauguración, comenzara a bautizarlo como Puente Grande. Durante muchos años este único puente se consideró desmesurado. García Autrán decía: “Demasiado puente para tan poco río”. El otro, la pasarela, que se construyó río abajo en hormigón en 1927, ya parece que nació con su nombre puesto “el de Chico”.
La riada de 1965 no derribó aquel hercúleo puente, pero si lo dejó muy dañado sobre todo en su cimentación y estribos, por lo que el puente no fue demolido hasta la terminación y puesta en uso del nuevo de Los Remedios. Mientras estuvo en construcción el nuevo, seguía siendo utilizado el viejo incluso para el paso de camiones.
El puente durante su construcción tras la riada. |
La construcción del puente tras los estropicios causados por la inundación fue de las primeras obras relevantes que se acometieron. No debemos olvidar que era el único paso sobre el Iro y formaba parte de la traza de la carretera Nacional de Cádiz a Barcelona por Málaga (N-IV) y, evidentemente, no estaba construida la circunvalación de Chiclana. Luego, si se cortaba el tráfico por Chiclana debido a la dificultad de atravesar el Iro, la comunicación con la Janda y Málaga y, a su vez, de estas zonas con Cádiz, se tendrían que desplazar por Medina y Algeciras. Difícilmente podían aquellas carreteras, por sus características y estado, absorber los tráficos tan importantes que ya llegamos a tener a finales de los sesenta.
El actual puente –inaugurado en 1969– es uno más, con las mismas características de una carretera cuando pasa sobre un arroyo. Nada tiene en cuenta que, además, atraviesa por el centro la ciudad y, estéticamente, se contemplan continuamente sus laterales. Está formado por dos vanos de vigas de hormigón, con una pila en el centro del cauce, formada por cinco pilares redondos que soportan un cabecero sobre el que descansan las vigas. El vano del lado de El Lugar tiene 25 metros, mientras el de La Banda es de 33 metros, pues, además de salvar el río, pasa por encima de la prolongación de la calle Carmen Picazo. La anchura del tablero fue, en principio, de unos 10 metros; esta se amplió en el año 2003 en cinco, 2,5 metros por cada lado, con objeto de permitir cuatro carriles más el acerado.
Tal vez el resultado más importante para la planificación de la ciudad que provocó esta nueva infraestructura fue su nuevo emplazamiento: unos metros más arriba que el anterior y, sobre todo, al cruzar el río de una forma oblicua y no perpendicular al lecho, como el anterior, con objeto de facilitar el enlace con la avenida Reyes Católicos. Estas actuaciones cambiaron por completo la fisonomía de la zona. Fueron necesarias algunas expropiaciones y la antigua plaza “del Piojito”, quedó atravesada transversalmente por los nuevos accesos al puente, dejándola dividida en dos pequeños trozos triangulares. Aún hoy, después de cincuenta años, no se ha solucionado el aspecto ruinoso en que se convirtieron las edificaciones linderas con la Iglesia de San Sebastián.
¿SABÍAS QUÉ?
- Estos años de la década de los sesenta fueron los peores para el río Iro, pues comenzó a colmatarse de suciedad, ya que por esos años también entró en servicio el abastecimiento de agua potable a la ciudad y los efluentes se producían directamente al río en su tramo urbano.
- De la misma forma el paso por la ciudad de la carretera nacional se hizo de lo más difícil ya que la alta intensidad de tráfico rodado, sobre todo los fines de semana, hacía del acceso a Chiclana un auténtico suplicio.
- A esa etapa de los años 65 a 80 del pasado siglo se le debe la fama de río pestilente que adquirió nuestro Iro. Tan acusado fueron los olores que nuestro insigne Fernando Quiñones comenzó a llamarlo “el río puercachón”.
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