Lo primero que necesita nuestro río son actuaciones para garantizar la seguridad, pero bueno sería ir estudiando ya aspectos relativos al uso y disfrute de su cauce para acercarlo al ocio
IRO XXI | CHICLANA
No es nocivo para la salud y resulta hasta agradable y reparador el soñar, de vez en cuando, con nuestro río Iro. Más saludable aún cuando sueñas un río con una gran lámina de agua, lleno de personas y repleto de agua. Mientras dormitas esa fantasía, puedes ver a muchas pequeñas y diversas embarcaciones moviéndose entre sus aguas, conducidas por personas, jóvenes y mayores, todas con expresiones alegres disfrutando de los regalos que le ofrece la marisma chiclanera serpenteada por el cauce de un río limpio y repleto de vida.
Pocas veces algún sueño se puede, con el tiempo, convertir en realidad y este puede ser uno de ellos.
Parece evidente que lo primero que necesita nuestro rio son actuaciones que tengan como propósito garantizar , con seguridad razonable, la protección de la ciudad ante las avenidas, las riadas con las que en ocasiones se perturban nuestras vidas en la ciudad. Las infraestructuras encaminadas a conseguir limitar la posible inundabilidad adecuadamente, parece que están más que estudiadas y a la espera de encontrar financiación, la presa contra-avenidas y el crecimiento de muros en el cauce urbano deben garantizar por muchos años las posibilidades de nuevas riadas. Además parece que el ya evidente cambio climático, va más bien tendiendo a la escasez de lluvias por estas zonas del sur.
Bueno sería ahora el ir estudiando con sensatez, pero con ilusión y perseverancia, los aspectos relativos al uso y disfrute del cauce de nuestro río con el fin de acercarlo al ocio y regocijo del ciudadano.
Nos consta que en algún cajón de la oficina técnica municipal y no en el olvido, existe un anteproyecto elaborado por los técnicos municipales sobre la posible construcción de una presa infalible “clavada” en el lecho del río. Una descripción simple de una presa infalible podría ser la de un tubo de goma sellado por sus extremos e instalado atravesando un curso de agua, que se eleva mediante su llenado con aire y desciende, con rapidez, mediante el vaciado de su contenido.
El uso e instalación de este tipo de presas comenzó en Japón en 1964 y en la actualidad se encuentran en servicio más de 1000 de ellas; en España, que sepamos, las hay en Valencia, Gandía y Murcia. Desde entonces los sistemas han ido mejorándose tanto en su colocación como en la garantía de la goma, existiendo en la realidad varias patentes y diferentes marcas suministradoras.
En el anteproyecto observado y realizado por el Excmo Ayuntamiento, se propone instalarla aguas abajo de la depuradora de residuales y tendría una longitud de más de cincuenta metros, ocupando todo lo ancho del cauce del río. La decisión de elegir dicho emplazamiento no es otra que al conseguir una nueva lámina de agua, con suficiente calado, ésta se una e integre con el lago que actualmente limita el parque perturbado de la Longuera.
«HAY UN ANTEPROYECTO MUNICIPAL SOBRE LA POSIBLE CONSTRUCCIÓN DE UNA PRESA INFLABLE»
El aspecto que tendría el río una vez realizada esta infraestructura se lo hemos querido mostrar mediante la ilustración con la que desarrollamos este artículo. El tubo de goma se llenaría, mediante un pequeño compresor, cuando la marea alcanzara la pleamar y consecuentemente permitiría conservar el río “lleno” durante varios días con una línea de agua que podría llegar hasta el “Puente de la Concordia”. Se crearía un gran espacio en el que no solo se vería mejorada la estética del cauce, en la zona más céntrica de Chiclana sino que se habilitaría un grande y maravilloso espacio donde poder desarrollar actividades de ocio y navegación de pequeñas embarcaciones.
El vaciado del agua retenida se podría realizar en cualquier momento, aunque lo recomendable sería en el momento de comenzar la marea a bajar y estuvieran las aguas a ambos lados de la presa (tubo de goma).
Tal vez la característica más importante de esta presa inflable en cuanto a la seguridad ante avenidas es que posee un mecanismo automático y mecánico, (no necesita electricidad), por el cual se vaciaría en caso de avenidas, aunque estas fueran pequeñas. El “tubo de goma” quedaría rápidamente plegado, sin aire y por debajo de la cota del terreno natural del cauce.
Sabemos que casi todos los sueños se duermen, pero les podemos asegurar por propia experiencia, que algunos se viven.
Leer en EL PERIÓDICO DE CHICLANA. Nº 102. Pág. 22
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