Recreación del Neolítico en Chiclana. |
Miles de años atrás, el ser humano fue buscando, por estos lares, zonas para habitar y fueron, precisamente, aquellas que se elevaban estratégicamente sobre el territorio y dominaban visualmente las ricas tierras de labor
IRO XXI | CHICLANA
Hacia el V milenio a.C., el ser humano, tras miles de años de observar el río y merodear por su entorno, decidió asentarse junto al Iro. Fue sin duda la observación lo que permitió llegar a la “Revolución Neolítica”, es decir, a pasar de una economía recolectora a productora, del nomadismo a la sedentarización. Quizás fue por eso, en honor a la importancia de la observación, por lo que los primero dioses se representaron de manera esquemática con grandes y abiertos ojos.
Las zonas elegidas para habitar fueron precisamente aquellas que se elevan estratégicamente sobre el territorio y dominaban visualmente las ricas tierras de labor que se extendían a ambos márgenes del río, tales como La Mesa y La Esparragosa-El Carrascal, y continuaron siendo ocupadas hasta Época Calcolítica.
A partir del IV milenio a.C. la transformación del paisaje comenzó a hacerse evidente, aspecto que, según los investigadores, ha podido ser observado en una mayor erosión y sedimentación, producida por la deforestación causada por la necesidad de la madera como materia prima y del acondicionamiento de los campos para convertirlos en suelo agrícola y zonas de pasto. La tala de bosque en el tránsito hacia el III milenio fue convirtiendo los bosque de encinas y alcornoques en un medio estepario con paisaje muy abierto, dominado por elementos herbáceos. La evidencia arbórea, muestra a través de los análisis polínicos, la existencia de encinas, pinos, olmos, alisos y arbustos como los enebros y los brezos. Algunas muestras conservadas se vinculan con actividades agrícolas como el hinojo, apio y leguminosas, mientras que otras especies se asocian a la presencia de ganado. Junto al río y zonas lacustres destaca la existencia de elementos de ribera que denotan la humedad, como es el caso de las Juncaceae y las esporas de helechos.
“Ïdolo-oculado”
procedente del yacimiento
de La Mesa (Chiclana de la Frontera)
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Las investigaciones arqueológicas realizadas en el término de Chiclana han puesto de manifiesto la existencia de al menos seis yacimientos de transición del Neolítico al Calcolítico en el entorno del río Iro. Entre ellos se pueden destacar grandes aldeas dedicadas a la agricultura y a la ganadería, como las ya citadas de La Mesa y La Esparragosa-El Carrascal y poblados, algo más pequeños, como los del Arroyo de la Cueva, Arroyo Galindo, Lagunetas y Laguna de la Paja.
De estas grandes aldeas se conservan campos de silos o contenedores de alimentos, fundamentalmente cereales. Al mismo tiempo, la existencia de restos óseos de ganado vacuno, ovicápridos, y cerdos nos muestran la importancia de la ganadería, que se complementaría con la caza (ciervos, conejos), la pesca y el marisqueo.
La cantidad de herramientas de piedra recuperadas ratifican el desarrollo de estas prácticas agrícolas, como las hojas de sílex, con retoques de uso, molino y moletas, para la trituración del cereal, y también el trabajo doméstico, como los perforadores, microlitos y las puntas foliáceas, utilizadas como proyectiles. Asimismo, se constata la existencia de algunas herramientas talladas en piedra para el consumo de pescados, crustáceos y moluscos.
¿SABÍAS QUÉ?
- El Neolítico se inició hace más de 9000 años (VIII milenio a. C) como respuesta a la crisis climática que se produce en el comienzo del Holoceno, tras la última glaciación. Comenzó en el creciente fértil, es decir, desde el valle del Nilo hasta Mesopotamia (el territorio entre los ríos Tigris y Éufrates), pasando por la franja costera del Levante mediterráneo y la región montañosa del sureste de la actual Turquía.
- En el Museo se conservan un “Ídolo-oculado” y un “Brazalete de arquero” del yacimiento de La Mesa y un “Ídolo-placa” y agujas de hueso del yacimiento de La Esparragosa.
- En el yacimiento de La Esparragosa se excavó un enterramiento humano asociado a numerosos productos líticos y cerámicos que ha sido datado hacia 5255 + 433 B P y 5129 + 476 B P.
- En el litoral de Chiclana también existen varios poblados neolíticos como los del Coto de la Isleta y la Loma del Puerco.