Un anafe de época almohade. |
El río siguió siendo bajo la dominación musulmana un importante vía natural de acceso, comunicación y transporte entre la costa de Sant Batar (Sancti Petri) –punto intermedio de atraque entre Algeciras y Sevilla, según el geógrafo al-Idrisi– y la campiña.
IRO XXI | CHICLANA
En el glosario de acontecimientos, historias, anécdotas, imágenes y otras muchas cuestiones relativas a nuestro río, faltaba hablar de aquellos siglos que Domingo Bohórquez denominó “oscuros”, debido a la falta de documentos y a la existencia de escasos restos arqueológicos. Estos corresponden al periodo de tiempo que en Chiclana transcurre entre la Antigüedad Tardía y el Medievo. Solo el paso del tiempo y el desarrollo de diferentes investigaciones hanpermitido recabar datos para ir hilvanando la historia del Iro andalusí.
Por aquella época, Chiclana pertenecía a la Cora de Sidonia que, como gran parte de la provincia de Cádiz, formaba parte de la nueva ordenación político-administrativa de Al Andalus y surgió con la invasión del Islam. En ella destacaban ciudades preislámicas importantes como Jerez, Cádiz, Medina Sidonia, Arcos, Calsena y algunos centros menores o aldeas llamados iclim, relacionados con algún castillo o población destacada.
Un candil, también almohade. |
El Iro, según los testimonios de la época, sigue apareciendo como lo había hecho hasta entonces, como importantevía natural de acceso, comunicación y transporte entre la costa y la campiña. De ahí que la desembocadura del caño de Santi Petri, el denominado estrecho de Sant Batar, sea mencionado en el siglo XII por el geógrafo ceutí al-Idrisi como punto intermedio de atraque entre Algeciras y Sevilla. El precio almohade hallado en la playa de Lavaculos sería uno de tantos barcos que surcaron el mar y se adentraron por el río Iro.
Además, la existencia del río marca la organización del territorio y la distribución del poblamiento. Las principales aldeas o explotaciones rurales halladas, las de la Mesa y El Castillo, se localizan en la margen izquierda del mismo, en puntos estratégicos o promontorios que dominan el entorno, rodeado de ricas tierras de labor, muchas dedicadas a cultivos de secano y otras de regadío, caso de las huertas.
Ilustración de un barco de época omeya. |
Las investigaciones arqueológicas realizadas permiten hablar de un importante poblamiento almohade, que puede situarse cronológicamente entre el siglo XII y XIII d.C., cuya razón de ser no es otra que la explotación agrícola-ganadera de las ricas tierras de labor de la vega del río, cuyos campesinos dependientes del estado islámico, cumplirían con la tributación o renta impuesta.
En las excavaciones se ha observado la existencia de torres, viviendas, silos o depósitos de almacenaje, vajillas cerámicas de cocina y de mesa, además de restos de animales (ovejas, vacas, cabras), peces y mariscos. La cantidad de monedas recuperadas (dírhems) parecen ser el testimonio fehaciente de la importancia de estas aldeas como lugares de producción, almacenaje, redistribución y transporte.
¿SABÍAS QUÉ?
- Las vajillas cerámicas recuperadas en La Mesa y en el Castillo son numerosas y están formadas por los típicos recipientes almohades: candiles, orzas, lebrillos, anafes, marmitas, cazuelas, ataifores
- Ya los almohades jugaban al ajedrez. En el Cerro del Castillo en el interior de uno de los silos excavados se recuperó una pieza tallada en marfil
- Gran cantidad de cerámicas almohadas se han hallado en la zona de la alambraba de la Loma del Puerco y en un pecio dela playa de Lavaculos, en Sancti Petri.
- Algunos historiadores, basándose en la toponimia y en las aldeas mencionadas en el repartimiento de Vejer han identificado el iqlim de Benafocín con el asentamiento de la Mesa en Chiclana. Con respecto al nombre Benafocín podemos decir que se trata del nombre de un grupo familiar formado por un primer elemento /bani/ “poblado de los hijos de”, seguido de un nombre propio que puede deducirse de la grafía castellana como /Husayn/ es decir, “poblado de los hijos de Husayn”.
- La desaparecida torre del castillo de Alonso Pérez de Guzmán, El Bueno, situada donde hoy se encuentra el colegio del Castillo, parece que se construyó sobre cimientos de una época anterior. Según Cecilia Böhl de Faber, que firmaba con el pseudónimo de Fernán Caballero, “dominaban el pueblo de Chiclana sobre dos alturas, una torre morisca ruinosa, como imagen de lo pasado la una; y una lindísima capilla, como imagen de lo presente, en la otra”.